Los juegos según el Diseño
Curricular para Nivel Inicial de la Provincia de Buenos Aires
Juegos dramáticos
El juego dramático, tal como lo
indica Elkonin, es una recreación de la realidad sin fines utilitarios. En
ella, los niños plasman las funciones y las tareas de otras personas,
fundamentalmente de los adultos y las relaciones que observan entre ellos. Los
niños reproducen en sus juegos la realidad social que los circunda. Podemos
pensar esta realidad compuesta por el campo de lo familiar y lo doméstico
extendido hoy en día por las influencias de los medios masivos de comunicación.
Los mismos amplían el mundo imaginativo de los niños, con la introducción de
nuevos personajes y situaciones y al mismo tiempo lo universalizan.
Es importante que los docentes
logren captar aquellas temáticas de juego que los niños desarrollan en
reiteradas oportunidades. De esta manera, será posible pensar en ampliar sus
conocimientos y, por lo tanto, sus posibilidades lúdicas. Resulta sumamente
necesario extender y complejizar, desde la institución escolar, el universo
simbólico de los niños con variadas oportunidades de conocer el ambiente
social, para que su juego también se enriquezca y complejice con una diversidad
de temáticas que se desarrollarán en las tramas que los niños creen en su juego
dramático.
Juegos de construcción
En estos el juego se centra en
construir nuevos objetos a partir de la combinación de diferentes elementos.
Podemos nombrar como ejemplo el juego con bloques o los juegos con piezas
pequeñas de encastre, o la construcción con elementos de desecho.
Es importante diferenciar lo que es
el juego de construcción de lo que constituye la exploración de objetos.
Explorar supone responder a la pregunta: “¿qué puede hacer este objeto?”;
mientras que jugar permite responder a una pregunta diferente: “¿qué puedo
hacer con este objeto?”. En la exploración el interés de los niños se centra en
conocer los objetos y probar las diferentes acciones que es posible realizar
con ellos.
En los juegos de construcción las
acciones del niño se ven orientadas por metas precisas que él mismo establece,
que va dando paso a construcciones cada vez más sofisticadas. “La imagen del
objeto que construye debe satisfacer el modelo mental que tiene (el niño) de
él. Esto restringe drásticamente los grados de libertad para despegar la
imaginación en el juego y recurrir a un esfuerzo acomodativo para satisfacer
adecuadamente su intención lúdica. En otras palabras, en el juego de
construcción, la fantasía está comprometida con la realidad”.
Cuando los niños se enfrentan con
nuevos materiales precisan de una etapa de exploración que muchas veces, luego,
se convierte en juego con esos objetos.
Cabe destacar que, en el despliegue
que los niños hacen de este tipo de juego, es característico observar cómo
transforman, rápidamente, el juego de construcción en juego dramático,
utilizando lo realizado para organizar secuencias ficcionales.
Juegos con reglas convencionales
En este tipo de juego se destaca la
presencia de reglas externas que diferencian un juego de otro.
Sería el caso del dominó, el
memotest, los dados, por ejemplo, que suponen reglas e instrucciones
predeterminadas. Otros juegos son auto-correctores como los rompecabezas o los
encajes planos.
Aquí el juego existe con
independencia del jugador o el sentido que este quiera atribuirle. Es decir que
el juego posee reglas externas más allá de que los niños puedan jugar con ellos
estableciendo sus propias reglas.
Algunos de estos juegos, luego se
usarán como estrategia metodológica para enseñar contenidos de otras áreas (por
ejemplo, la utilización del bingo para la enseñanza de contenidos matemáticos).
Sin embargo, es necesario destacar que primero hay que permitir que el niño se
apropie de la estructura de estos juegos, que conozcan las reglas de los mismos
y las puedan poner en acto. Recién después de este proceso de apropiación será
pertinente usar el juego como estrategia de enseñanza de otros contenidos.
Juegos tradicionales
Es necesario aclarar que en el
interior de los juegos con reglas convencionales encontramos los juegos
tradicionales, ya que también poseen reglas externas que se van trasmitiendo de
una generación a otra, existiendo la posibilidad de su modificación en ese
pasaje. Algunos ejemplos serían las escondidas, la rayuela, la mancha,
etcétera.
Considerar al juego como parte del
patrimonio cultural y social nos permite pensar estrategias para facilitar su
transmisión generacional e intergeneracional y favorecer el trabajo con las
familias ya que todas están en condiciones de aportar ideas, sugerencias y
experiencias en relación con el juego. Los juegos tradicionales forman parte
del acervo cultural de cada comunidad; por lo que fomentar un espacio para que
los mismos tengan lugar en el jardín es fundamental para garantizar aquella
transmisión. Como toda transmisión también incluye la posibilidad de recreación
y reconstrucción de lo transmitido, por eso, muchas veces encontramos gran
variedad de modos de jugarlos.
Sería interesante, entonces, que los
juegos tradicionales formaran parte de la cotidianeidad del día del jardín y se
jugaran en la sala o fuera de ella frecuentemente. También puede plantearse la
posibilidad de que se elabore un proyecto específico en el que los niños
conozcan el juego en las distintas culturas
y en el que se promueva la
participación a las familias para dar a conocer sus propias experiencias de
juego y las de sus padres o abuelos. Aquí habría que tener presente que el proyecto
incluiría otros contenidos y diversas actividades, además de jugar y que sería
importante cuidar la presencia del espacio/ tiempo para jugar y no solo el
conocimiento sobre los juegos tradicionales.
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