EL JUEGO HASTA LOS 6 MESES:
“EL JUEGO FUNCIONAL”.
Los juegos que tienen lugar en este
período se caracterizan por atender a las diferentes funciones corporales.
Predomina la actividad física y gracias a ellos aparecen los primeros esbozos
de la personalidad. Estos primeros juegos afectan principalmente a la boca y a
la vista, por lo que tienen una importante relevancia sensorial. Luego
involucra la cabeza, el cuello, las manos y al final las piernas.
Finalizando ya esta etapa, surgen los
juegos con objetos. El desarrollo de sus funciones más primordiales, que el
niño ha logrado gracias a la práctica
de los juegos motóricos, le permitirá dirigirse a los objetos, asirlos y
realizar su primer reconocimiento bucal.
Los movimientos del niño se caracterizan por su
espontaneidad, falta de coordinación y globalidad. Lo más importante es el
desarrollo de las funciones sobre las que el niño actúa, no el resultado.
EL JUEGO DE 6 A 12 MESES: “EL JUEGO DE
EXPLORACIÓN”
El juego se va transformando en una
actividad propia e independiente. En esta etapa lo más característico es
la aparición o
utilización del objeto
dentro del juego,
así como el predominio de una actividad explorativa.
Esta acción de búsqueda se verá favorecida por la adquisición del equilibrio en
la posición de sentado (nueve meses), por el mantenimiento en
cuadropedia y por el alcance de la
bipedestación (doce meses).
Esta forma de diversión, que para el
niño es nueva, va a crear en él un juego repetitivo y monótono en busca de un
resultado que antes desconocía y que ahora quiere experimentar una y otra vez.
El
niño tantea y
descubre dando lugar
a multitud de
experiencias y manipulaciones, favoreciendo la inteligencia
práctica o intelectual ligada a la acción. Con esto se da cuenta que es él el
que realiza la acción y se hace consciente de su protagonismo.
Comienza la autoafirmación.
EL JUEGO DE 1 A 2 AÑOS: “EL JUEGO DE
AUTO-AFIRMACIÓN”
Se va a desarrollar la auto-afirmación
del niño sobre sí mismo. En esta etapa la acción sobre el objeto dejará de
tener importancia y lo importante para el niño será el descubrimiento de su
propio ser, de sus posibilidades.
No hay acción sobre los objetos, sino
actividad motora en la que para
descubrir sus posibilidades actúa sobre
todo el contexto
que le rodea,
siendo el niño
el único protagonista. La
conquista motora conseguida por
el niño va a darle confianza en
sus propios medios, autonomía e iniciativa.
Por otro lado el inicio del lenguaje, va
a permitir al niño un mayor acercamiento al adulto y ambos participan
en juegos vocales
que implican intercambios
afectivos a través
del contacto, gestos y expresiones.
EL JUEGO DE 2 A 4 AÑOS: “EL JUEGO
SIMBÓLICO”
Los juegos más característicos de este
tipo son los de construcciones y destrucciones. Las construcciones nacen por la
necesidad que tiene el niño de un orden. Esta tendencia a ordenar los
objetos es, de
algún modo, un
acto abstracto. El
niño destruye por la
satisfacción de hacerlo por el ansia de triunfo sobre el otro y el deseo de
demostrar sus habilidades.
Aparecen los juegos simbólicos. Se
inicia una relación entre lo motor y lo simbólico que dará lugar a la
imitación, en la que reviven experiencias pasadas que le hayan sido
gratificantes.
Estos juegos de imitación se relacionan
con el medio familiar y social que rodea al niño.
Aún en esta etapa el juego es
individual, no compartido, aunque le gusta tener a alguien junto a él que le
haga una simple compañía física.
EL JUEGO DE 4 A 6 AÑOS: “EL JUEGO
PRE-SOCIAL”
Aparece el juego asociativo por lo que
ya necesita de compañeros en sus juegos, aunque de vez en
cuando vuelva al
juego solitario. No
es actividad social
porque utiliza a los compañeros
como juguetes y si no los tiene se los inventa, porque en verdad los necesita.
No es capaz de entender la igualdad
entre compañeros.
En esta etapa surgen los roles a la hora
del juego. Los niños representan a alguna persona o animal previamente
establecido por ellos. Surgen así las primeras actividades regladas, la representación
y el fingir. El niño representa papeles que le recuerdan situaciones pasadas agradables,
pero también representa a los adultos por el impulso que tienen de sentirse mayor.
Este
juego de imitación
carece de una
organización limitándose a la representación individual que se verá
favorecida por el aumento de vocabulario y el contacto verbal.
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